¿Qué ventajas tiene la inmunoterapia sobre los tratamientos más clásicos del cáncer como puede ser la quimioterapia, la radioterapia o la cirugía?
La inmunoterapia es una rama complementaria del tratamiento contra el cáncer.
Trabaja mediante mecanismos de ataque a las células cancerosas diferentes de los ya conocidos. Su función por lo tanto es cubrir aspectos del tratamiento que con las otras modalidades no estaban solucionados de forma satisfactoria. Aumenta las opciones de las que disponen determinados pacientes ante la presencia de algún tumor concreto, habiendo conseguido por el momento mejorar las tasas de supervivencia y curación en tumores que eran incurables antes de disponer de estos tratamientos.
Por otra parte, en determinadas poblaciones de alto riesgo para el desarrollo de cánceres, se ha conseguido disminuir mucho o evitar la incidencia de los tumores correspondientes. En este último campo de la prevención, cabe destacar la aparición de la vacuna contra la hepatitis B, infección que predispone a la aparición de cáncer de hígado o la del virus del papiloma que predispone a la aparición del cáncer de cuello de útero. Su implementación a gran escala en nuestros días hará que la incidencia de ambos tumores en los próximos años se vea notablemente reducida como ya se ha comprobado en los grupos de población en los cuales se estudió la vacuna antes de su comercialización.
¿En qué consisten los anticuerpos monoclonales?
Los anticuerpos son moléculas mediante las cuales el organismo etiqueta como extraños virus, bacterias o células tumorales. Una vez reconocida esa etiqueta, otras moléculas del organismo o las células del sistema inmune desencadenan mecanismos que destruyen selectivamente las células o agentes infecciosos previamente etiquetados.
La técnica de fabricación de los anticuerpos monoclonales ha permitido aislar y producir a gran escala en el laboratorio cada una de las moléculas concretas que el organismo utiliza para etiquetar los productos extraños. Esto ha supuesto un gran avance en el desarrollo del diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades tumorales. Mediante anticuerpos monoclonales hoy en día se pueden diagnosticar de forma mucho más precisa los tumores y se pueden tratar varios de ellos.
Además de su efecto inmunológico directo sobre las células tumorales, ya descrito, los anticuerpos monoclonales pueden servir de transportador de agentes tóxicos como toxinas bacterianas o isótopos radioactivos, por su capacidad de unirse selectivamente a las células tumorales. Una vez puestos en contacto con la célula tumoral a través del anticuerpo que se une a ella, ejercerán su actividad antitumoral de forma selectiva contra el tumor, minimizando el daño sobre los tejidos y órganos sanos circundantes.
¿Qué es la interleukina?
Las interleukinas, genéricamente, son un conjunto de sustancias que “comunican” mensajes entre las células blancas de la sangre, los leucocitos, grupo a las que pertenecen las comúnmente conocidas como “células de las defensas”.
La más utilizada en el tratamiento del cáncer es la interleukina 2, sustancia reguladora de la actividad de los linfocitos (un subgrupo de los leucocitos). Tras su descubrimiento y aislamiento en el laboratorio, se observó que era capaz de potenciar extraordinariamente el crecimiento y la función de linfocitos previamente extraídos al paciente. Al devolver al paciente estos linfocitos estimulados, conjuntamente con interleukina 2 a dosis muy altas, se demostraron respuestas tumorales, sobre todo en melanoma y carcinoma renal, tumores generalmente resistentes a quimio y radioterapia. Más adelante se observó que la administración de dosis altas de interleukina 2 por vía intravenosa como único tratamiento producía los mismos resultados que su administración con linfocitos estimulados. Al reproducirse con el paso de los años y en diferentes centros un porcentaje bajo pero constante de pacientes curados, la FDA (Agencia americanareguladora de los medicamentos) la autorizó para el tratamiento de carcinoma renal y melanoma diseminados.
Sin embargo, la interleukina 2 ha sido muy poco utilizada, por precisar atención médica constante y de alto nivel debido a las manifestaciones tóxicas de la pautade dosis altas. En cualquier caso, la mayoría de los pacientes no rehusarían recibir el tratamiento si se les informara de que constituye la única oportunidad de erradicar su enfermedad y que los posibles beneficios superan de largo a los riesgos.
¿Qué son los TIL?
Los TIL son los linfocitos infiltrantes de tumor, por sus siglas en inglés. Inicialmente se extraían en el laboratorio a partir de una porción del tumor operado, se activaban cultivándolos con interleukina 2 y se devolvían a los pacientes, sin observarse una mejoría significativa de su actividad antitumoral con respecto a la administración de la interleukina sola. Sucesivas mejoras del protocolo consistentes en la selección de los linfocitos y el cambio de la técnica de cultivo los hicieron más eficaces. El siguiente paso consistió en eliminar del cuerpo del paciente los linfocitos restantes (linfodeplección), antes de devolver los linfocitos activados. Cuanto más intensa era la linfodeplección, mejores eran los resultados, llegando al 40% de respuestas completas en melanoma diseminado al combinar en la linfodeplección quimioterapia e irradiación corporal total a altas dosis.
¿En qué consisten las vacunas con células dendríticas?
A grandes rasgos podríamos describir dos tipos de células fundamentales en la reacción defensiva del organismo contra un tumor. Las células dendríticas forman parte de las denominadas células presentadoras de antígenos. Una vez han proceso el antígeno tumoral – una o varias moléculas distintivas del tumor –, su función es la de actuar de “maestros” de la inmunidad, enseñando al segundo tipo de células – los linfocitos –, a atacar a ese tumor concreto. Para preparar las vacunas, se aíslan las células dendríticas del propio paciente, generalmente a partir de su sangre, mediante un procedimiento denominado aféresis. Posteriormente, en el laboratorio, son expuestas a los antígenos propios del tumor y se devuelven de nuevo al paciente mediante inyección. Allí, desde el torrente sanguíneo, ejercerán su función “docente” sobre los linfocitos.
Los mejores resultados hasta el momento con este tipo de vacunación, se han conseguido en cáncer de próstata, indicación en la que la FDA, agencia americana reguladora de medicamentos, ha autorizado el tratamiento con una vacuna de células dendríticas a partir de la publicación de diversos estudios que demostraron un incremento de la supervivencia tras la vacunación de pacientes con cáncer de próstata resistente a tratamiento hormonal. Otras líneas de desarrollo con resultados clínicos comprobados son las vacunas con células dendríticas y la proteína gp100 para melanoma o con la proteína E75 para un tipo especial de carcinoma de mama.
Los programas terapéuticos que emplean células del paciente (entre los que se incluyen las células dendríticas o los TIL) fueron definidos en la ley española 29/ 2006, de Garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, promulgada el 26 de julio de 2006, como de “medicamentos de terapia avanzada”.
En dicha ley y en el desarrollo posterior en el Reglamento (CE) No 1394/2007 del Parlamento Europeo y del Consejo de 13 de noviembre de 2007 sobre medicamentos de terapia avanzada, se estipulaba la necesidad de contar con entorno de obtención de los productos de terapia celular que cumpliera la normativa de Normas de Correcta Fabricación (NCF, o GMP por sus siglas en inglés), entorno conocido como sala blanca.
Una sala blanca es una sala especialmente diseñada e implementada para obtener niveles de contaminación mínimos o nulos. Los parámetros ambientales en su interior están estrictamente controlados: partículas en aire, temperatura, flujo de aire, presión interior del aire, iluminación, etc. Los operarios que acceden a su interior visten trajes especiales para eliminar la contaminación, incluyendo gorro, mascarilla, mono de trabajo, guantes y calzas.
La sala blanca incorpora diferentes sistemas de seguridad que evitan que las células con las que se trabaja se puedan contaminar con microorganismos o partículas. Entre ellos figuran los siguientes:
• El aire que entra en el laboratorio es estéril ya que ha sido filtrado para eliminar partículas en suspensión y microorganismos. Se renueva completamente varias veces por hora para no acumular polvo. La circulación de aire se realiza a través de filtros de alta eficacia (filtros HEPA) para retener partículas.
• La zona de producción y los vestuarios de acceso se mantienen en una escala de presiones decreciente entre cada estancia y el exterior, de forma que cuando se abren las puertas el aire siempre sale y no puede entrar aire desde fuera. El paso entre las diferentes zonas de la sala incorpora un sistema de esclusas que mantienen las diferencias de presión entre dependencias y respecto al exterior.
• Las paredes están recubiertas de resina fenólica y los rincones son redondeados para evitar acumulaciones de suciedad.
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